domingo, 10 de mayo de 2009


Llega un punto en la vida en el que oficialmente, eres adulto. De repente ya eres mayor para votar, beber y tomar parte en actividades de adultos. De repente, la gente espera que seas responsable, serio, un adulto. Crecemos, envejecemos.
¿Pero acaso hemos madurado de verdad?
De cierta manera, crecemos. Tenemos familias. Nos casamos, nos divorciamos. Pero la mayoría de las veces, seguimos teniendo los mismos problemas que cuando teníamos 15 años. No importa cuánto crezcamos o envejezcamos, siempre estamos tropezando, siempre haciéndonos preguntas. Siempre...jóvenes.

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